El África que solo tú y yo conocemos

Rituales al fuego, sostenidos en cera o en gas, en estrellas o en cigarros, durante las noches o en las dichas. Jinetes cabalgando y toros embistiendo, miradas tristes hacia el humo y en el tu aroma. Tanto te he escrito que no queda tinta en mi sien, tanto te he pensado que puedo ver tu sombra en mi techo. Te he besado tan poco que me quedo sin fuerzas para hablar, te he visto partir tantas veces que me he quedado sin velas.

Hoy vi tus ojos, hoy sentí tu esencia y pude recordar tus manos. Si muero mañana, tanta hambre me ha quedado de ti… hoy tu espalda no es mi faro durante las noches. Soñar contigo se ha vuelto una odisea, la aventura de formar una sola persona y guardar globos bajo el piso, la dureza de un carnaval volcado a tus pies y las lagrimas de un pasado retorico. Ayer el camino solitario de un amante, una trampa sin cazador y una bestia durante una noche nublada… ¿Mañana tus manos en mi rostro?

Me he quedado sin teclas, he guardado mis fantasmas y también los ajenos. Dejarlo todo aquí y estallar la furia de mis huellas, partir temprano por la mañana hacia el calor de la fogata donde situé tu asiento, allí donde no me esperas si no te alcanza mi vista. Extranjero armado y hogareño añorante, ¿Donde olvidaste el paraguas?

Razones las que me sobran, esperanzas las que me faltan. Lluvia fuera de temporada y sedientos navegando. Hazme el amor y detengamos el mundo, olvidemos el tiempo e inventemos el momento. Dejo abierto el corazón y nunca cierro la puerta, quizás por eso me resfrío… quiero hacer de tu presencia mi fe, quiero hacer de tus aromas mi ensueño, deseo hacer de tu mirada mis océanos. Bebe de mi café que me ha quedado muy dulce, come de mi plato que ya he devorado el queso. Destroza mi ropa y mírame a los ojos, quédate despierta hasta tarde y hagamos del firmamento nuestra alcoba. Sintonízate a mis manos que yo vibro con tus pisadas. Baila conmigo, que al fin y al cabo, soñamos juntos…

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